Inteligencia artificial, asistentes virtuales y herramientas de personalización están reformateando desde cómo se planifica un viaje hasta cómo se atiende a un visitante en destino. Perú ya está entrando a este juego con soluciones propias.
La inteligencia artificial ya es parte del viaje (lo aceptemos o no)
La gran novedad de 2025 es que la IA dejó de ser experimento y se volvió compañera de viaje. Hoy la IA puede sugerirte un destino, armarte un itinerario, optimizar rutas, traducirte en tiempo real y hasta avisarte qué lugares están saturados para que vayas en otro horario.
Un estudio reciente citado por medios especializados señala que más de la mitad de viajeros ya usa algún tipo de herramienta de IA para planificar, y entre los más jóvenes el porcentaje sube todavía más. La IA está presente desde el primer clic: inspira, compara precios, arma la ruta y luego sigue acompañando en el destino.
En aeropuertos y hoteles, la IA también se está usando para ajustar servicios en tiempo real: check-in automático, precios dinámicos, recomendaciones personalizadas, mensajería directa 24/7 y soporte en varios idiomas.
Esto ya no es ciencia ficción ni lujo. Es estándar en formación.
Perú lanza su propio planificador turístico con IA
Este cambio no está pasando solo afuera. En septiembre de 2025, PromPerú anunció el lanzamiento de un planificador de viajes con inteligencia artificial durante el evento Turismo IN Summit 2025, la primera feria tecnológica especializada del sector en el país, organizada junto al Mincetur.
¿Para qué sirve este planificador?
- Crea itinerarios personalizados según intereses reales del visitante (naturaleza, gastronomía, cultura viva, aventura suave, etc.).
 - Está pensado para funcionar 24/7, en varios idiomas, y para atender tanto a turistas nacionales como internacionales.
 - No solo recomienda lugares, sino que ordena la secuencia diaria del viaje para que sea viable (distancias, tiempos, lógica de traslados).
 
Según PromPerú, la meta es que cualquier persona pueda entrar, decir “quiero naturaleza tranquila y comida local en la selva norte”, y salir con una ruta armada en minutos.
Esto posiciona al Perú no solo como destino, sino como destino que entiende que el viajero moderno quiere algo más que un folleto genérico.
Bienvenidos los asistentes virtuales (incluso en territorio chico)
No es solo IA en la web nacional. A nivel de ciudades se están instalando asistentes inteligentes para visitantes.
Ejemplo cercano: municipios ya están probando tótems interactivos y chatbots multilingües que recomiendan rutas culturales y responden dudas prácticas, incluso en más de 90 idiomas, y te mandan el recorrido directo al celular con un código QR. El objetivo es claro: atención inmediata sin tener que depender de una oficina física y, al mismo tiempo, datos sobre qué está buscando la gente en tiempo real.
Esto cambia el rol tradicional de la oficina de turismo. Antes, el turista tenía que ir y preguntar “¿qué hago acá?”. Ahora, la ciudad va hacia el turista.
Personalización total: cada viajero quiere “mi viaje”, no “el viaje”
Otro cambio clave es que el viaje está dejando de ser un paquete estándar. Las herramientas digitales ya no solo te dicen “qué hay que ver”, sino “qué deberías ver tú”, con base en tu edad, tu presupuesto, tu estado de ánimo y hasta tu tolerancia al cansancio.
Esto tiene dos efectos directos:
- Los viajeros están esperando experiencias hechas a medida, incluso en viajes cortos.
 - Los operadores que no puedan personalizar se ven viejos de golpe.
 
Para empresas turísticas (operadores, guías, alojamientos), esto ya no es “extra”, es parte de la propuesta de valor. Quien logre adaptar ritmo, comida, intensidad física, accesibilidad y nivel técnico de la información al perfil del grupo… gana.
El otro lado: ¿deshumanización?
No todo es perfecto. Hay una alerta que viene sonando fuerte en el sector: a medida que se automatiza todo —desde el check-in hasta la sugerencia del próximo destino— existe el riesgo de que desaparezca la parte humana del viaje.
Especialistas del sector turismo advierten que en algunos casos la digitalización se está aplicando para recortar personal sin rediseñar la experiencia. Resultado: respuestas robóticas, cero criterio y sensación de “me atendió una máquina que no me escuchó”. Esa crítica ya se está viendo públicamente: prometen “experiencia personalizada” pero entregan un servicio frío.
Por eso la discusión ya no es “tecnología sí o no”, sino “tecnología con criterio o turismo deshumanizado”.
La conclusión que se repite entre los líderes del sector es: la IA puede armarte el plan, pero la experiencia memorable aún depende de alguien que esté ahí contigo, lea al grupo, cuide el ritmo y resuelva cuando algo cambia.
¿Qué significa esto para operadores y destinos en Perú?
En 2025 el juego cambió en tres niveles:
- Antes del viaje: el viajero espera planificación inteligente y soporte inmediato (chat, IA, respuesta YA). Si no lo tienes, se va con otro.
 - Durante el viaje: quiere sentir seguridad, fluidez y acompañamiento humano. Tecnología ayuda (traducción, mapas, horarios), pero no reemplaza al operador que sabe lidiar con un imprevisto.
 - Después del viaje: espera recibir algo más que fotos. Quiere un reporte, recuerdos útiles, recomendaciones personalizadas para “la próxima”. Eso fideliza.
 
El mensaje final del sector turismo es bastante claro: la tecnología va a seguir acelerando, pero los destinos y operadores que ganan no son los que tienen más pantallas, sino los que saben usar esas pantallas para dar una experiencia más humana, más clara y más segura.


                

